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lunes, 6 de octubre de 2014

EL BALANCE DE LAS ELECCIONES BRASILEÑAS

No hubo festejos anoche, sólo declaraciones, particularmente de los dos que pasaron a la segunda ronda del 26 y nada más. Sí hubo una gran decepción: la de Marina Silva, quien estuvo a punto de "pisarle los talones" a Dilma, en las encuestas de más de un mes pero luego se desinfló absolutamente, conservando su caudal de hace cuatro años y quedando como la virtual árbitro del ballotage. Se ponen en marcha de aquí en más, negociaciones febriles para que las cúpulas de partidos del hiperflexible y nada disciplinado sistema de coaliciones brasileñas, "garantice" de alguna forma el trasvasamiento de votos a Aecio Neves. El aceitado esquema que rige en el Congreso se trasladaría estas semanas a las elites de ambos candidatos, para intentar articular una nueva alianza que revierta el resultado de ayer y termine con la ilusión del PT y su aliado el PMDB, de seguir en el poder tras 12 años. Aecio pasó a convertirse en la figura estelar de la política brasileña, dueño de una sonrisa inacabable y una positividad que le viene bien a las enojosas clases medias brasileñas, hastiadas de tanta insatisfacción de sus expectativas. Serán semanas de incertidumbre y Dilma deberá afrontar su mayor desafío. Tal vez, Lula si se involucrase de lleno en la campaña, pueda contribuir a su triunfo.

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